Tepic Nayarit, 16 de febrero de 2009
Después de un tranquilo domingo estaba lista para iniciar el trabajo semanal. Desperté muy temprano, pensando en la melodía Les oiseaux dans la charmille de Jacques Offenbach; la cual me parecía muy divertida interpretar, sobre todo en esa mañana fresca. Aunque no tuve tiempo de interpretarla, debía de irme lo antes posible a la universidad.
No perdí la oportunidad de observar las novedades del día, mis ojos eran hábiles para ver con discreción. No podía darme el lujo de no conocer esos detalles para mis nuevos lienzos.
Cuando me acercaba a la universidad me encontré con Marina, casi chocó con ella por estar viendo a mis alrededores; pero me detuve a tiempo. La saludé con amabilidad para seguir el camino al aula de armonía. Ella es una de las mejores amigas de Martín, una maravillosa pianista, todos la admiraban.
Antes de llegar al salón observé a Martín, estaba sentado afuera, leía un libro como era su costumbre. Me acerqué para saludarlo y conversar un poco. Fue un agradable momento, sin embargo, desde ese día tome la decisión de no volver a hablar más con él. No soy del tipo de persona que está detrás de otros, no era mi estilo rogar por atención. Necesitaba saber que era agradable para él, no solo que el me contestará por cortesía.
No volví a acercarme a él, tampoco lo observé, aunque me gustaba mucho, viví como si no existiera.
Es un asunto serio, tal vez tendremos que realizar un examen detallado, sólo así podemos ver qué tan bien conocemos a los demás. Aún cuando pasemos tiempo con los otros, será difícil poder introducirnos por completo en su mundo; así que con esa pequeña charla no podré conocer lo que el piense de mí.
Si algún día nos colocan en el mismo espacio, estoy segura nos vamos a llevar bien, no el destino nos dará ese momento, sin que haga nada, si es adecuado para mí vendrá.
Camila Calderón

Excelente, bien pensado y mejor Escrito
ResponderEliminar